jueves, 3 de enero de 2013

ULTRADERECHA Y NEOFASCISMO ESPAÑOL EN LA ACTUALIDAD.



De singular importancia resulta un exhaustivo conocimiento del enemigo, su realidad, producciones, estrategias (políticas y militares) y, sobre todo, más allá del subsiguiente batiburrillo de siglas, carencias. Ahondando en éstas últimas vislumbraremos puntos débiles que atacar en el momento más adecuado, integrando disociados frentes de insurrección en una sinergia común que combata el fascismo para destruir el capitalismo. 

Hoy como ayer. Milicianos antifascista en Puerta de Toledo.

Resulta fundamental analizar y conocer en profundidad aquello contra lo que se pretende luchar, para lo que es preciso dotarnos de adecuados códigos de análisis a emplear en un cotidiano trabajo tendente a la destrucción de un enemigo identificable. A este respecto, se torna necesaria la clarificación histórica de un escenario de actuación que ha evolucionado desde los últimos setenta y primeros años ochenta, cuando los actores eran militantes antifranquistas, comunistas o acratas, habitualmente hostigados por falangistas y, sobre todo, grupos de corte nacional-católico, mayoritariamente integrados por hijos de familias acomodadas y militares de alta graduación, asentados en barrios como el de Salamanca en Madrid o Pedralves y Sarria en Barcelona, como los célebres Guerrilleros de Cristo Rey, que se cobran sus primeras víctimas izquierdistas en la barriada madrileña de Vallekas durante 1979. Prolongados hasta finales de los años ochenta existieron además, y con buen número de aparatos policiales tardofranquistas implicados, una docena de grupúsculos paramilitares clandestinos de carácter fascista (Triple A, Alianza Anticomunista, Batallón Vasco Español, Grupos Antiterroristas Españoles…), activos desde 1976 en una guerra sucia contra el terrorismo de ETA, amparada y subvencionada por el estado con los G.A.L, desde 1983, responsable de ochentaitantos asesinatos. Víctimas de un terrorismo ultra y parapolicial caídas en el más absoluto de los olvidos a diferencia  de las “otras” víctimas.
Los primeros skinheads racistas del estado afloran en Barcelona hacia 1984, al amparo de la peña espanyolista Brigadas Blanquiazules, recibiendo, en su momento, apoyo logístico y económico de JJ.EE (Juntas Españolas), entonces presididas por Juan Peligro. Con el tiempo la situación adquirió mayor complejidad, dando lugar a buen número de nazis independentistas, agrupados en organizaciones como Estat Catalá, que, empleando la simbología alfanumérica 33 (Catalunya catalana), comienzan a asomarse por el Camp Nou a mediados de los años ochenta, destacando su presencia hasta la actualidad en la peña barcelonista Boixos Nois. 
Las estrategias de Autooganización Autónoma Antifascista, puestas en marcha por grupos coordinados de afinidad, implicaran un crecimiento a todos los niveles del movimiento.  Medidas de choque que han de combinar lucha vecinal, manis, seguimientos para recabar información sobre elementos facciosos, actos divulgativos o de apoyo, propaganda masiva, en forma de carteles, pegatinas, pintadas o murales, y, sobre todo, presencia callejera con una, más que necesaria, fuerza de choque entregada, en forma de aparato militar clandestino, al continuado hostigamiento y sabotaje de eventos, marchas, establecimientos o fuentes de financiación de organizaciones, partidos o grupos facciosos y racistas. Labores, éstas últimas, que habrá de desempeñar un bloque hermético a la masa social coordinada, cuya acción directa hará incapié en zonas habituales de reunión para boneheads o “casuals”, parándoles los pies en parques, locales o institutos, asegurando el control de barrios, gradas o áreas rurales. Ello minimizando el ascendente riesgo represivo favorecido por videovigilancia y redes sociales. Nada hay que demostrar mas allá de lo evidentemente esperado para unx camarada o compañerx, consciente de donde esta o porque hace las cosas, objetivos y riesgos que han de resultar asumidos por cada cual según preferencias, aptitudes o motivaciones.

 Con un crecimiento superior al 50% en número de votantes, con respecto a los comicios de 2007, en torno a 70.000, de los 100.000 votos obtenidos por el conglomerado de partidos ultraderechistas en las últimas elecciones generales, los aglutina la Plataforma Per Catalunya de Josep Anglada, que ha conseguido representación en localidades catalanas de más de 200.000 habitantes, como Hospitalet o Santa Coloma de Gramanet, siendo la segunda fuerza en alguna otra de mediano tamaño como Vic. Los 30.000 restantes votos se reparten entre los 4.400 obtenidos por Democracia Nacional (con origen en la escisión fuerzanovista Patria Libre), en la populosa Alcalá de Henares, los 12.200 obtenidos por España 2000 (partido de corte “patriótico social populista” fundado en 2002), en la Comunidad Valenciana y también en la ciudad de Alcala donde disfrutan de un concejal en el consitorio o los, en torno a 14.000, obtenidos en el conjunto del estado por Falange Española, partido anticomunista fundado en 1933 por José Antonio Primo de Rivera (auténtico ideólogo del nacionalsocialismo español), fusionado en 1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS), fundadas por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma, fervientes admiradores de Adolf Hitler. En la actualidad, al margen de escisiones (Falange Española Independiente o Falange Auténtica), editan el periódico de “oposición nacional” Patria Sindicalista. Estandartes rojinegros, los colores del sindicalismo, y camisas azules, el color propio de obreros y partisanos, amparan un ideario basado en una revolución fascista cuya reforma agraria no tiende a colectivizar tierras ni acabar con los caciques y terratenientes, a los que además protegió durante la Revolución Española del 36, del mismo modo que los camisas negras en la Italia de los años veinte. Primo de Rivera demoniza en alguno de sus escritos a la banca como parasitaria del pueblo, lo que ha otorgado cierto halo romántico al supuesto anticapitalismo inherente a la teoría política propugnada por el nacionalsindicalismo. Sin embargo es un falso anticapitalismo, con finalidad tendente a la nacionalización. Un ideario que sacraliza el trabajo y la familia tradicional, apartando a la mujer de una gestión social que, en todo momento, antepone la grandeza de la patria al individuo y, por descontado, los derechos individuales. Algunxs cabezas rapadas constituyeron la sección Jóvenes Rebeldes en 1997. Skins de cuya mala prensa se desvinculó, sin embargo, el partido desde finales de los años noventa, a pesar de emplearlos como fuerza de choque en no pocos mítines (algunos aderezados con sintonías como “Himnos de Gloria” del grupo musical Batallón de Castigo), manis o conciertos.
 
La actual Alianza Nacional surge de una federación de organizaciones patrióticas neofascistas (Frente de Alterntiva Nacional, Nación Joven, ambos escindidos de Fuerza Nueva, Movimiento Social Español, fundado en 1993 por Ricardo Sáenz de Ynestrillas, y Movimiento Católico Español), que dieron origen a A.U.N (Alianza por la Unidad Nacional), partido fundado en 12 de octubre de 1994 en Madrid con objetivo de cubrir el vacío dejado por Fuerza Nueva, rancia organización nacionalcatólica tardofranquista, presidida por Blas Piñar, reconvertida en partido político hasta su desaparición en 1982. Presentado a inicios del 95, al nuevo partido se adhirieron el sindicato de la desaparecida Fuerza Nueva, FNT (Frente Nacional del Trabajo), y la asociación universitaria  (ubicada en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid), DISPAR (Dios – Patria). Con un ideario basado en la unidad de España y la ilegalización de partidos separatistas, AUN organizó una sección juvenil denominada RNJ (Resistencia Nacional de la Juventud), participando en varias “excursiones”, de no más de uno o dos autobuses custodiados por la “zipayada” de turno, en reivindicación de la españolidad de Vascongadas. Campañas como la citada “Recuperar España” u otras, pro pena de muerte, con una activa participación de la asociación universitaria Tornasol
 
El autodenominado Nudo Patriota Español, con su publicación mensual El Patriota, aglutina en la actualidad grupúsculos que viran desde el tradicional nacionalcatolicismo, activos en buen número de campañas antiabortistas y por la familia tradicional, a otros de corte más “antisistema”. Organizaciones herederas de unas Bases Autónomas, oficial, aunque no oficiosamente, disueltas a inicios de los noventa. Con origen en la Confederación Nacional Revolucionaria, fundada en 1983 a instancias de “históricos” como Ignacio Alonso, luego presidente, o miembro activo, de las asociaciones universitarias Teoría y Praxis, Toylos y Disenso (con locales emplazados en la Facultad de Derecho de la UCM con el beneplácito del decano Iturmendi hasta época reciente), y los abogados Fernando Perdices, regente después del conocido establecimiento DSO, y Carlos Ruiz de Castro, éste último implicado en la organización de un gabinete destinado a la elaboración de “listas negras” con supuestxs enemigxs de la patria. Durante la corriente insurreccional estudiantil de 1987, en Madrid y otras ciudades, BB.AA llegan a proponer, a través del fanzine Resistencia, una tácita alianza antiestatal entre extrema derecha y extrema izquierda, intentando, por ejemplo, introducirse en el movimiento okupa. Por suerte, son rechazados por los auténticos protagonistas de éstos acontecimientos, que les “corren” la mayor parte de las veces, siendo, sin embargo, más de dos centenares los pijofachas y boneheads que participan en las virulentas algaradas acontecidas en Madrid a inicios del 87. Con un modus operandi y una estructura organizativa basada en células independientes, bien equipadas y, a menudo, subvencionadas, con la venta de parafernalia militar y futbolera, las BB.AA estuvieron implicadas desde 1989 hasta su desaparición, con visibles cabecillas como Carlos Guerra, en buen número de ataques a estudiantes y asociaciones universitarias de izquierdas, llegando a arrojar varios cócteles molotov contra un instituto de enseñanza secundaria en 1995. Una iconografía que empleaba símbolos como la cruz céltica o la rata negra, copiada de la revista francesa GUD, también utilizada por las Juventudes Nacional Revolucionarias, con fanzines y periódicos como Agitación, La Peste Negra, El Porvenir, Zirrósis  o A por ellos, hasta 1995 conocida publicación mensual con artículos de opinión política y paginas de humor. Pretéritos instrumentos como la extinta distribuidora “El Tridente”, difusores de una supuesta ideología antisistema. Arengas “berreadas” con poco virtuosismo por unos cuantos grupos “nazipunks” italianos entonces residentes en su vomitivo catalogo. Proclamas disfrazadas de anticapitalismo que llevan a la prensa a emplear, esos años, calificativos como “anarconazis” para grupos como VNR (Vanguardia Nacional Revolucionaria), o AR (Acción Radical). Este último, muy activo en la zona de Levante durante los primeros noventa, asesina al joven antirracista Guillen Angulo, en Castellón, durante 1996. Eslógans como “20 N, Vergüenza Nacional”, “Toros No”, Contra su poder tu rebelión” o “1 de Mayo del Kaos”, denotaban un elevado grado de antifranquismo en las filas de estas minoritarias organizaciones que, sin embargo, resucitan la imperialista águila bicéfala en su repertorio iconográfico, a pesar de una abierta, y no poco tensa, oposición al fracasado discurso de la beata ultraderecha tradicional española. Tal circunstancia se percibe, desde fines de los noventa, en la aparición de convocatorias paralelas, e irreconciliables, en fechas tan significativas para el zerdeo nazional como 20 N, día de estirada de pata del puto enano ferrolano, o 12 de octubre, fecha de la Hispanidad y punto de partida al mayor genocidio ejecutado por la humanidad (que putxs pro nuestrxs bastardas ancestros). 
Ese falso heroísmo, tan propio de ideologías totalitarias, que situando la inmigración en el punto de mira al que achacar males como una falta de trabajo (de la que solo son responsables el capitalismo y sus gestorxs políticxs), lleva a la acción callejera a grupúsculos neonazis muy activos la última década del pasado siglo. Ello a través de un confusionista discurso, que mezclaba elementos fascistas, maoístas e incluso anarquistas (llegando a utilizar las efigies del Che Guevara o el mismísimo Durruti en alguno de sus zines, carteles o pegatinas), con el que captar querubines patriotas revolucionarixs, aprovechando el latente temperamento de una desengañada juventud. Novatxs reclutas a lxs que servir en bandeja un enemigo contra el que descargar su creciente frustración. El advenimiento, desde 1990, de una oleada migratoria sin precedentes en el estado español, otorgó el perfecto chivo espiatório. Era necesaria una reorganización del antifascismo en la capital, especialmente tras los ataques, en 1989-90, a los puestos políticos de Tirso de Molina y el asesinato, cuando se refugiaba en un local abandonado de la Carretera de La Coruña junto a un grupo de sudamericanos, de la dominicana Lucrecia Pérez en 1992. Corriente antifascista integrada por una nueva generación que, inicialmente al amparo de la sección ibérica de Acción Antifascista y otros grupos incipientes, como SHARP Madrid o las Brigadas Negu Gorriak Leganés, abrazara el street punk y después la, quizás manida, iconografía del puño americano. Una nueva generación que, aun cayendo derrotada en incipientes bautismos de fuego contra unxs infinitamente mejor pertrechadxs y organizadxs marranxs, revento ese año la conferencia del exgeneral de la SS Leon Degrelle y, en 1993, la  del hijo del militar asesinado por ETA, Sáenz de Ynestrillas, ambas en la Facultad de Derecho de la Complutense en Madrid. El enemigo al que esa incipiente, pero convencida, fuerza de choque universitaria, junto a otrxs tantxs punks, sharps, redskins, herberts, raperoxs o autonomx de los barrios, con apoyo y colaboración meramente nominal por parte de otros sectores, supuestamente anticapitalistas, recelosxs de la creciente, y absolutamente necesaria, paramilitarización que comenzara a dar la vuelta a las cacerías, estaba ahora mayoritariamente integrado por hijxs de barrios obreros. Sectores juveniles agrupados bajo consignas¨racistas y xenófobas, procedentes, ya no de barrios ricos y familias acomodadas afectas al régimen, sino de extrarradios, áreas periurbanas o cinturones industriales receptores, desde fines de los años sesenta, de una inmigración que desde provincias recala a Madrid o Barcelona. Tan engañoso discurso conectaba con la tradición teórica de la CEDADE (Círculo Español de Amigos de Europa), fundada en 1969 por veteranos de la División Azul y nazis refugiados en España tras la Segunda Guerra Mundial. Simbología que emplea, mimetiza o se apropia de elementos netamente antiautoritarios, como la bandera negra, más que habituales en actuales órganos de expresión neofascistas como los fanzines Mundo NS, Info NS, Europa Nación o Celtic Power, para mear y no echar gota vamos. 
 
En 2002, bajo la denominación de JNR (Juventud Nacional Revolucionaria), aunque sin solución de continuidad con el, anteriormente referido, grupo homónimo aparecido en los años ochenta, proliferan lamentables secciones como JNR Punk, niñatxs con estética punk o skinhed, al amparo de ideólogxs de más que paupérrima estofa, que despliegan una intensa labor propagandística, en forma de pegatas, pintadas e incluso algún concierto, que decae, desde 2004-05, coincidiendo con una contraofensiva antinazi protagonizada por organizaciones como BAF, RASH, la Coordinadora Antifascista de Madrid o la peña rayista Bukaneros, punta de lanza, éste último grupo, en el acoso y derribo a ultraderechistas durante el último lustro, amen de algún incauto quebrantahuesos uniformado.
Integrada en el Congreso por la Unidad de los Nacional Revolucionarios desde su fundación, en 2008, la organización juvenil de extrema derecha Nación y Revolución, cuyo boletín va por el número 3, encarnaría ese referido ideario, supuestamente antisistema, aplicable a grupos como Juventudes Canillejas, de notoria presencia hoy en la zona nordeste de Madrid. “Revolución nacional” asumida por piaras de xenófobxs patriotas revolucionarixs, a la manera del viejo nacionalsocialismo, como Combat España, conducida, entre otras lumbreras, por un viejo conocido, Alberto Ayala, ultrasur con tres lustros de plurimilitancia hoy pseudoideólogo de exigua talla intelectual. 
El Movimiento Social Republicano se integra en la actualidad en la Alianza Europea de Movimientos Nacionales, de la que forma parte, entre otros, el Frente Nacional francés de Marine Lepén, partido que ha cosechado el 19% de los votos en los últimos comicios de abril en el país vecino. Como partido, el MSR comenzó su andadura en 2000, de la mano de una joven militancia apoyada en órganos de expresión como Krisis 21. Buen número de blogs, webs, periodicuchos o zines digitales, como Tribuna de Europa, difunden tesis políticas tendentes a “salvaguardar” patria, cultura, tradición o unidad nacional. Vacuos conceptos raramente respaldados por un verdadero corpus ideológico más allá del habitual despliegue de tópicos y superficialidades al respecto de temas como la inmigración, el aborto, el terrorismo o el estado de las autonomías. 
 
Dos decenas de millares de ensayos literarios (escritos en media docena de lenguas), de carácter ultranacionalista, revisionista, racista o negatorio, se comercializan a través de librerías como el “célebre” establecimiento Europa, en la ciudad condal. Propiedad de Pedro Varela, antiguo miembro de CEDADE juzgado en varias ocasiones por apología del nazismo, distribución de material incitante al odio racial etc, etc, la librería sufrió, desde su incendio en 1999, paulatinos ataques con huevos, pintura roja, alquitrán, e incluso disturbios en sus proximidades, en protesta a la programación de la conferencia de un miembro del Ku Klus Klan en 2007. En mayo de 2010 un grupo de encapuchadxs arrojo adoquines y objetos contundentes diversos contra su hediondo escaparate. 
Desde mediados de los noventa sellos discograficos como Ra ta ta ta, luego otros (con denominación a menudo coincidente con la de bandas autoeditadas), netamente ultraderechistas o de carácter apolítico, estos últimos sin escrúpulos a la hora de comercializar todo tipo de material, racista o no, fomentaron la proliferación del RAC (Rock Anticomunista), en el estado español, con la organización de algunos eventos musicales de carácter racista, neonazi o místico-pagano. Ello de la mano de bandas como los madrileños Producto Nacional (Sal de las drogas, España, Tu ciudad…), primera que, rebasando de la transgresora ironía provocadora tan en boga en los años ochenta, secunda un compromiso ideológico con los textos desde 1987. Muy conocidas resultan, a éste respecto, bandas de inicios de los noventa como los zaragozanos Klan (Hordas Celtíberas), o los valencianos División 250 (denominación que rememora la asignada por la Wermach a la escuadra española en el frente soviético durante 1942), y otras cuantas, coetáneas o posteriores, como Falkata, Toletum, Zetme 88, Iris Íbero o, más recientemente, los barceloneses Tercios o los madrileños Brigada Totenkopf o Depresión. “Caña de España” o “Iberian Fest” fueron algunos de los últimos eventos  coorganizados por Blood and Honour, hasta el varapalo policial recibido por la sección española de esta organización neofascista de origen británico en 2006. Mas que evidente resulta, asimismo, la vinculación de una treintena de miembros de la rama ibérica de Hamerskins con la peña madridista Ultrassur, algunx de lxs cuales han resultado recientemente condenadx por “hazañas” como el apaleo de inmigrantes o mendigxs.


No resulta fácil sintetizar pormenorizadamente el actual panorama de la extrema derecha española en el espacio que otorga n boletín, por lo que éste somero análisis tan solo dibuja un enemigo menos numeroso de lo que el conglomerado de grupos y organizaciones aquí recogidas pudiera traslucir. Un enemigo al, sin embargo, resulta capital aplastar de raíz, pues resurge ante coyunturas socioeconómicas favorables al calado social de sus peligrosas proclamas populistas. Lxs gorrinillxs no pueden permitirse, a día de hoy, dar más publicidad de la cuenta respecto de la hora y ubicación de buen número de sus actos, con la excepción de aquellos no protegidos por la policía o implicados en procesos electorales, lo que, dicho sea de paso, no se consigue con discursitos pacifistas, prejuicios contra todx skinhead, por el mero hecho de serlo, o falaces argumentaciones en pos de una crítica, eminentemente destructiva, repleta de tópicos más propias de medios de desinformación que de supuestxs activistas antiautorixs. Esto requiere un trabajo continuo e intenso en las calles de nuestras ciudades, barrios y pueblos. Un trabajo sin vanguardias, líderes o dogmáticxs ideólogxs, basado en la Acción Directa ilegal y colectiva, arbitrariamente conducida por grupos afines coordinados. Personas involucradas, a cualquier nivel, en una Autoorganización que, necesariamente, hará hincapié en la difusión de errores organizativos, estructurales o de acción, así como en la proyección de una perspectiva teórica que, mediante permanentes espacios de discusión y autocrítica, contribuya a la maduración de un discurso necesariamente integrador, a nivel práctico, de entrenamiento físico (que incluirá tácticas y estrategias de combate de carácter ofensivo y defensivo), además de la necesaria formación ideológica. Ésta última de cara a la superación del efímero barniz de simplista radicalismo, tan frecuentemente desvanecido, por muy diversas circunstancias, en los albores de la treintena. Así, el acercamiento a la historia soterrada, no oficialista, de individuos o colectivos implicadxs, fortalecerá la focalización de ámbitos especializados de autoorganización autónoma en un operativo frente común antagónico al sistema. Absolutamente indispensable contemplar, a tal efecto, preventivas medidas de seguridad ante una tecnología que aporta nuevos instrumentos de lucha aunque, en mucha mayor medida, se halla hoy al servicio de aparato represivo estatal. En habitual connivencia con los media, que reiteradamente llevan al ámbito de las reyertas callejeras entre bandas juveniles una cuestión ideológica, enquistada desde hace décadas en éste estado, resulta habitual, por parte de las autoridades, la criminalización de corrientes antifascistas, relacionándolas con grupos como Jarrai o equiparándolas hasta la saciedad al neonazismo racista mediante el falso y pestilente tópico “los extremos se tocan”.


 

 Estrategias de Autoorganización Autónoma Antifascista

El fomento de independientes parcelas y canales de difusión de la cultura como arma, frente a la mercantilista domesticación de los rasgos superficiales o folklóricos de la auténtica revuelta, revertirá en el fortalecimiento de una lucha que habrá de ser antiautoritaria a todos los niveles (antirracismo, antipatriarcado, homofobia...). Lucha que no ha de entenderse como un fin en si misma, sino como una horizontal y beligerante herramienta revolucionaria basada en la solidaridad y el apoyo mutuo. En oposición a elocuentes sociólogos o morbosos gacetilleros creemos nuestra propia historia, más dos décadas en las que han caído unxs cuantxs compañerxs y que ha costado muchxs presxs. Raramente analizada históricamente por sus verdaderxs protagonistas, fuentes directas de cara al registro contrainformativo que debe respaldar nuestra tarea. Historia cuyo rumbó marcó el asesinato, en noviembre de 2007, del antinazi Carlos Javier Palomino, caído en Madrid defendiendo un barrio obrero del racismo y la xenofobia. Tal acontecimiento alertó a escépticos sectores del antagonismo anticapitalista sobre un problema latente de, necesariamente contundente, solución. Por desgracia, solo la muerte de un adolescente de16 años terminó, en buena medida, con el continuo emponzoñamiento, a menudo desde dentro de nuestras propias filas (léase un curioso y parcial paskine de 2005 Contra el Antifascismo), del permanente estado de alerta en que muchxs antiautoritarixs vivimos desde prácticamente siempre, poniéndose de manifiesto sórdidos detalles habitualmente relacionados con la supuesta violencia gratuita intrínseca a muchxs de nosotrxs. Enteradillxs, que ni siquiera en sus tiempos mozos estuvieron en primera línea de absolutamente nada, que tienden a despreciar una, ciertamente indocumentada, vanguardia juvenil sin cuyo relevo no existiremos en el futuro. Aquellx que decida involucrarse en algo que, a buen seguro, le acarreará enfrentamientos, detenciones o, en el mejor de los casos multas y sanciones, que lo haga con el convencimiento que sean capaces de otorgar inexperiencia y temperamento. Cn 2009 otros desafortunadxs acontecimientos en Madrid quebraron la sensación de unidad que eventos benéficos, que rebasaron con creces el millar de asistentes, dejaban en un ambiente de cooperativa camaradería entre sectores antaño alejados de la autoorganización anticapitalista madrileña. Convocatorias y bloques diferenciados, casi abiertamente enfrentados, difícilmente han contribuido a fortalecer nuestras filas, por lo que deberíamos a empezar a ceder algo más de espacio a la interacción directa, siendo conscientes de que un 80% de nuestra comunicación acontece a través del, my vigilado, Internet.    
Una de las muchas veladas antifascistas organizadas en Madrid.
Lejos de sectarios adoctrinamientos, se hace necesaria una consolidación del discurso más allá de nuestra eterna, y no ocultada, devoción por la bronca. Una adecuada forma física indisoluble de la necesaria lucidez mental que haga de la discreción una máxima, prudencia, cautela e implacabilidad, atacando donde no esperen, cuidando la retaguardia y no arriesgando más de lo preciso. Reflexiones tendentes a evitar la reproducción de errores pretéritos, con frecuente origen en la abismal separación entre teoría y práctica, resultan determinantes y constituyen un elemental punto de arranque. Cada tipología de acción requerirá unas pautas de seguridad, previas, en la ejecución y a posteriori, tendentes a evitar, en la medida de lo posible, nuestra identificación. Móviles, fijos, correo postal, facebooks, e-mails o wasapss son ámbitos de fácil control por parte de la telemática policía, seamos cautos y capaces de discernir la clandestinidad necesaria de nuestro “aparato militar” con aquello que deseamos hacer público, al respecto de nuestra percepción crítica de las cosas, del mundo que nos rodea. El antifascismo cuenta con potencial para aglutinar un cuestionamiento y crítica social mucho más dilatado. Cierto es que la palabra “antifascista” resulta un desvirtuado adjetivo en una sociedad postindustrial cada vez más alejada del siglo XX que no menos sanguinolenta. Sin embargo cobra toda su plenitud cuando refleja un continuo replanteamiento autocrítico. Análisis de roles y actitudes contradictorios a planteamientos antiautoritarios de autoorganización horizontal, que conllevan con frecuencia una perdida de credibilidad ralentizadora del trabajo colectivo. Escuchar, aprender, rechazar dogmatismos y prepotentes intransigencias, ser pragmáticxs, predicar con el ejemplo evitando dirigismos y cabecillas, que reiteradamente asumen una inusitada autoridad basada en la antigüedad de su mandato, erradicar relaciones de poder, abuso o parasitismo, entender que colectivizar no es usar todo sin dar nada, educar en el respeto, son pautas implícitas al posicionamiento teórico antifascista capaz de avanzar kodo kon kodo y sin miedo a un mundo sin reglas, límites ni fronteras. All Cops Are Bastards.         
 

                                                                                                                         





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