sábado, 15 de septiembre de 2012

DOCUMENTAL "REINOSA 87. LA COLERA DE UN PUEBLO"

El mayor peligro al que se enfrentan hoy las bases sociales es probablemente su propia falta de conciencia hacia su propia condición. Son décadas de estratégica y perfectamente organizada defenestración de las históricas formas de organización obrera y de clase y su más absoluta lobotomización la que nos deja con una generación de trabajadores, estudiantes o parados casi radicalmente ignorante de la herencia  de su propio pasado como clase, sus luchas, organizaciones, y lo mas sangrente el precio en forma de muertos, presos, desterrados y torturados. Jovenes, y no tan jovenes, totalmente ajenos y desinteresados de las causas y consecuencias de las luchas de otras generaciones de cuyas conquistas, parciales o de mayor envergadura, disfrutan ajenos al esfuerzo para conseguirlas como si simplemente hubieran existido ahí siempre.

La falta de unas masas capaces de analizar y debatir su propia existencia, y en consecuencia la mejor forma de organizarse y enfrentarse a sus problemas han creado una generación de individuos incapaces de gestionar sus propias complejidades. Irritados ante el arrebatamiento silencioso, complice y gradual de todo cuanto han disfrutrado buscan desesperadamente que alguien les guie en su cabreo. Se hacen indispensables gurus que señalen cuando, cómo, dónde protestar y sobre qué, por la razón  tan simple de no haberse preguntado jamás el por qué.

El hecho de que la madurez y capacidad de autoorganización que llego adquirir el movimiento obrero o estudiantil en el post franquismo no tenga, en general, un relevo generacional heredero de ese pensamiento profundamente analítico, participativo  y en esencia radicalemente revolucionario precisamente por su propia forma de autonomia (salvo honradisimas, pero tambien escasas y a menudo faltas de medios, imaginación y capacidad de lucha, excepciones) indica clarisimamente la imposibilidad de que sea casual o aleatoria. Es sin lugar a dudas una estudiada reacción a esas luchas la que ha conseguido relegar conciencia, orgullo y memoria bajo capas y capas de desinformación, ignorancia, desidia y conformiso.

Cuando la primera ministra británica ultraconservadora y  antiobrerista Margaret Thatcher sentenció en la década de los 80 el final de las clases sociales en realidad reivindicaba no su desaparición real si no la de su conciencia. Tras siglos de guerra de clases la estrategia se convertia en contrainteligencia. La loteria del capitalismo y el simple acceso a pequeñas o medianas cantidades de mercancia acumuladas fue suficiente para transformar a potenciales revolucionarios internacionales en clase media. El miedo a perder esas mercancias  y la extensión de la imagen de exito social convertido en su simple acaparamiento fue suficiente para transformar lo que décadas de sangre jamás pudo: solidaridad en recelo, apoyo mutuo en competitividad, autogestión en delegación,  autonomia en tutela, conciencia en olvido y revolución en miedo.

Una vez más a lo largo de este blog insistimos en la necesidad de mirar atras hacia, como ya hemos dicho en otras entradas, eso que en su momento llamaron Reconversión Industrial y hoy han llamado crisis. Sobre todo en dias como hoy donde decenas de miles de personas salen a las calles a expresar su cabreo de la mano de las organizaciones sindicales y partidos que firmaron hace dos décadas los despidos de sus padres. Los que no soportan más esta farsa se mezclan con los que simplemente tienen miedo de perder un poco de su miserable dinero. Mientras un delegado de un sindicato policial reivindica en televisión la fortuna de la nueva heterogeneidad de los nuevos manifestantes y enuncia orgulloso que éstos ya no son mayoritariamente antisistimas y rádicales, un locutor enuncia inmediatamente sobre una imagen de dos cuarentones empujando una vaya la verguenza de los revienta manifestaciones infiltrados. Todo ello palpable testimonio de la  la reacción en toda su máxima expresión, la ofensiva sin tapujos contra la simple posiblidad de dotar a estas protestas del más mínimo contenido de clase.

Cuando  policias, pequeños y medianos propetarios y burgueses ocupan los dos lados de la barricada usurpandoselo a los legitimos herederos del flanco autenticamente combativo es necesario echar la vista atras más que nunca para recordar como se organizaron otros en su momento. Es indispensable empezar la casa por el tejado. Primero recuperemos la memoria y que al recuperar su conciencia de su condición despues sean las propias masas reconstituidas en clase las que reivinquen de nuevo su papel en las luchas.

El documental que presentamos a continuación en cuestión, al igual que otros ejemplos sobre esta época ya publicados anteriormente en el blog (Euskalduna, el polvorin asturiano, Naval Gijón...), reivindica el levantamiento del pueblo cantabro de Reinosa contra el desmantelamiento de la industria local por parte del gobierno que suponía el despido directo de miles de vecinos, y en consecuencia el invitable destino a la miseria del resto de la comarca.

En la primavera de 1987 el pueblo de Reinosa dio una lección de autoorganización a partidos y sindicatos complices de la reforma. Las asambleas multitudinarias dieron paso a los cortes, los pasamontañas, los tirachinas y las barricadas. Durante casi un mes los vecinos, niños, mujeres, ancianos, obreros, campesinos... se enfrentaron a la Guardia Civil que ocupó el pueblo con tanquetas, camiones blindados, varios helicopteros, botes de humo, balas de goma y finalmente munición real. Casi 200 heridos, 15 de ellos muy graves, y un trabajador muerto hicieron falta para que los paisanos de Reinosa dejaran de luchar con sus vecinos en las barricadas.

Poco más de 20 años nos separa de otro episodio más de nuestra historia que nos recuerda que la suya está llena de sangre. Estos son los autenticos protagonistas de la Transición Española y a los que debemos cada pequeña parcela de bienestar conquistado que tan serenamente se recortan hoy. Que nadie se engañe. Ellos y los que reivindiquen su herencia son los autenticos dueños de este lado de la barricada. Tal vez el espiritu revolucionario ha estado tocado pero no hundido. Y que quien salga a la calle que sepa quien la ha pisado antes y quienes les echarón de ella. Solo hay que fijarse en las manchas de sangre. El olvido es su victoria. Reinosa volverá.



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